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Honrando la diversidad, a partir de la autoconciencia

  • 2 jun 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 5 ago


“Hay demasiada ausencia del otro en nosotros”

(Carlos Skliar)
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La diversidad y la diferenciación como seres humanos dentro del contexto educativo, invitan a pensar en adaptación, creatividad, observación, innovación, apoyo, desafíos, polaridad, desarrollo, procesos, cambio, reflexiones, pausas, exploraciones, emociones, sentimientos, vínculos…pero ante todo conocerse, comprenderse, pensarse, sentirse, amarse para lograr conocer, comprender, pensar, sentir y amar a otros. “Hablar de diversidad en la escuela es hablar de la participación de cualquier persona (con independencia de sus características sociales, culturales, biológicas, intelectuales, afectivas, etc.) en la escuela de su comunidad, es hablar de la necesidad de estudiar y luchar contra las barreras al aprendizaje en la escuela, y es hablar de una educación de calidad para todos los alumnos” (PARRILLA, 2006: 131).


El desarrollo y construcción de las sociedades han creado parámetros, estándares y estilos que forman prototipos que se han convertido inconscientemente en inclusores o exclusores de los seres humanos. De ahí que la inclusión surge a partir de una historia de exclusión, pero ¿Quién excluye?, ¿Quién normaliza? Si hablamos de diversidad, debemos reconocer que históricamente ha habido intentos de negarla o invisibizarla, a partir de la discriminación construida desde sistemas totalitarios y de la percepción social, la cual genera prejuicios y estereotipos que en la mayoría de los casos van en contra de los derechos humanos y de la vida misma. Entonces, en la educación “El problema no es la integración escolar en sí misma. El problema somos nosotros, nuestros propios límites conceptuales, nuestra capacidad para diseñar un mundo diferente, un sistema escolar diferente y no homogéneo, en el que cada cual pueda progresar, junto con otros, en función de sus necesidades particulares, y que puede adaptarse para satisfacer las necesidades educativas de cada alumno, de la mano de un profesorado que acepte y esté preparado para enfrentarse a la diversidad. El problema es, en definitiva, nuestra fuerza y disposición para transformar la realidad que nos rodea” (ECHEITA, 1994: 67).


“Nuestras similitudes nos hacen humanos, nuestras diferencias nos hace individuos.”
(Asociación Educar)

Desde una mirada sistémica, las instituciones educativas como Sistema Abierto

dependen en gran medida de otros sistemas ya que se mantienen en contacto y

comunicación constante con su entorno. Si un sistema abierto se caracteriza por estar en

relación permanente con su medio ambiente, se espera que sean eminentemente adaptativos, esto

es, que para sobrevivir deben reajustarse constantemente a las condiciones del medio.

En Colombia, la educación integrativa se ha visibilizado lenta, y temerosamente, para lograr

avanzar se hace necesario enriquecer la participación de todos los agentes educativos (sociedad, gobernantes, familias, maestros, equipos psicosociales, instituciones de apoyo, comunidad

educativa en general), solo a partir de la comprensión propia sobre la diversidad, podríamos entender que si bien somos iguales y tenemos los mismo derechos, también somos diferentes en la

manera como aprendemos, percibimos el entorno, nos relacionamos, nos expresamos, actuamos y pensamos…significa vivenciar la educación natural y orgánicamente incluyente y eso dista de nuestra realidad actual. Permite analizar y comprender a las personas no sólo en la dimensión individual, sino como parte de un colectivo, en y con el cual comparte diversas experiencias, entre las cuales destacan las de pertenencia, colaboración y desarrollo de una cultura incluyente donde todos hacemos parte indispensable, porque la diferencia edifica, construye y dinamiza la sociedad.


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El reconocimiento de sí, es decir la conciencia que las personas tengan sobre sus pensamientos, sentimientos y actuaciones, permitirá entender que en la educación integrativa se ponen de manifiesto comportamientos, posturas, modulaciones, relaciones afectivas, que implican la intencionalidad, vivencias y reflexión que puedan garantizar el éxito de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa, independiente de su individualidad, experiencias, percepciones, creencias, fisiologías, cogniciones. En este sentido, los agentes educativos deben tener la oportunidad y el espacio para estar en continuo transitar por su interior, que le permita saber quién es y como interactúa dentro del marco educativo, formativo y relacional.


Para Maturana (2006), Educar es convivir con otro en un proceso continuo que dura toda la vida. Según como vivimos educamos. Para educar hay que vivir lo que educamos. El ser humano aprende a ser humano en convivencia con otros de su especie. Transformar el clima escolar y las relaciones a través de la palabra, tendría lo que Maturana llama “efecto terapéutico” en la escuela, ya que la palabra es una acción que educa.


“Acompañar al niño (o cualquier ser humano) a integrar todo aquello que él necesita para su propia evolución física, mental, emocional y espiritual. Partiendo de la base que uno mismo pueda reconocer primeramente que es aquello que necesita para su evolución integral o total y conectar con el verdadero amor.” (Joanna Coronado, Fundadora de la “La Calma de la Esencia” y la educación integrativa.


“Una escuela inclusiva requiere que el maestro y toda la comunidad educativa, sean sensibles a TODO el niño y no simplemente a un aspecto o identidad. Es a partir de las relaciones con otros que percibimos la diferencia y quienes somos”. (Asociación Educar).

En este sentido, es imprescindible, legitimar y valorar la diferencia por sí misma, fortaleciendo el proceso de autoconciencia de cada uno de los actores implicados en la escuela integrativa; Sólo entendiendo que somos parte activa de los procesos de aculturación y que solo la aceptación del ser devuelve el sentido a la vida posibilita ocupar un lugar en la sociedad, solo así entenderemos que es imposible normalizar la educación, ya que en si misma es dinámica, incluyente y diversa. El tesoro más importante del ser humano es su capacidad de formar y mantener relaciones. Estas son absolutamente necesarias para que cualquiera de nosotros pueda sobrevivir y aprender.


BIBLIOGRAFÍA

  • Asociación Educar. Agrandando el aula. El poder de las clases inclusivas. Curso Educación inclusiva. Clase 4. Argentina

  • Asociación Educar. Comprendiendo y contestando las críticas a la inclusión. Curso Educación Inclusiva. Clase 4. Argentina

  • Asociación Educar. Enseñando para todos y a todos. Curso Educación inclusiva. Clase 4. Argentina

  • Asociación Educar. Introducción a la neuropsicología IV. Apego y competencias parentales. Curso Educación inclusiva. Clase 4. Argentina

  • Asociación Educar. La perfección lo hacía verse bien. Ahora lo hace verse como huevos revueltos. Curso Educación inclusiva. Clase 7. Argentina

  • Asociación Educar. Clases inclusivas. Curso Educación inclusiva. Clase 8. Argentina

  • Coronado, J. Educación Integrativa. Recuperado: https://lacalmadelaesencia.wordpress.com/educacion-integrativa

  • Rosano, S. La cultura de la diversidad y la educación inclusiva. Recuperado: http://benu.edu.mx/wpcontent/uploads/2015/03/La_cultura_de_la_diversidad_y_la_educacion_inclusiva.pdf

  • Ramírez, (2017). La Inclusión: una historia de exclusión en el proceso de enseñanza-

 
 
 

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